Viento norte, muy arrachado, con picos de 28 nudos. Descubrí que las rachas que bajan desde la ciudad al mar se cuelan entre las calles. Incluso, pegado a la costa, el viento cambia de dirección de forma imprevista.
Salí con un rizo, y a la tercera o cuarta racha tumbé, a unos 80 metros de la costa. No vi llegar la racha y la escota se me enganchó, imposibilitando largar vela.
Conseguí levantar el barco y subirme, cuando Mario - uno de los dos encargados del varadero - y un socio del ACAL, llegaron con el gomón a motor a ayudarme. Vaciamos el Mojiiito, seguí navegando.
Tremenda respuesta, muy rápida, de Mario (y el ACAL...) con un barco tumbado en dificultades. Van las gracias...
Conclusiones:
- Aprender mejor a navegar con viento de tierra en este plano de agua que tiene muchas mañas.
- Cuando salgo solo, sin tripulante y con viento fuerte, no dudar de hacer otro rizo.
- Pude enderezar el Mojiiito solo y posiblemente hubiese podido, también solo, vaciarlo y seguir navegando.
- Ajustar, encontrar un mejor método de amarres para los rizos. Incluso que lo pueda hacer, en caso de urgencia, navegando y no antes de salir.
- Colocar seguros, cabos, de amarre para la orza y la pala del timón. En caso de tumbar, se pueden desprender.
- La buena noticia es que en las tres volcadas que tuve comprobé que efectivamente es muy difícil que el GIS de vuelta de campana, quedando el mástil boca abajo. Esto se debe a la ubicación de las cajas estancas, en proa y popa (y no en las bordas) y a la flotabilidad del mástil (hueco de madera), y de la botavara y la percha, también de madera.
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| Antes de zarpar, esperando que baje el viento. |
